06 marzo 2007

Acercándonos al Día Internacional de la Mujer

Una visión, de Emilce Dio Bleichmar, acerca de la mujer profesional y su rol en grandes empresas.

*Cuando se menciona a Marie Curie, su perfil siempre va precedido por los calificativos como “la primera”, “la única”.
Su nombre aparece como una excepción junto al exclusivo conjunto de genios masculinos de la física: Einstein, Newton y Galileo. Pero ese perfil es también de larga tradición femenina: la científica estoica, romántica, que llega a cotas de heroísmo. ¿Cómo hizo Marie Curie en los comienzos del siglo pasado para ser la única mujer que ha ganado dos premios Nobel? Y, también, ¿cuáles son los efectos subjetivos e interpersonales de ese lugar de excepción, de ejemplaridad, que parece aún esperarse de las mujeres que aspiran a una carrera en la ciencia y la tecnología?
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Las mujeres disponen de menos recursos presupuestarios, les es más difícil obtener servicios del personal de apoyo, se las sitúa en despachos mal ubicados, carecen de acceso a las redes de iniciados para obtener información y no disponen de un grupo de mentores para solicitar asesoramiento y apoyo. Y las que llegan al final del vía crucis, ante la presión del medio a favor del conformismo, niegan la existencia de barreras discriminatorias. El conflicto queda así disfrazado como si fuera una cuestión entre mujeres, una pelea doméstica a la que no se debe prestar atención.
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La situación opuesta se da cuando se prioriza la amistad. Una mujer miembro de un colectivo llegó a finalista en un concurso: cuando se les preguntó a las demás integrantes del grupo cómo se sentían ante el hecho, aparecieron propuestas de que se dividiera el premio entre las finalistas, o “dar el premio a todo el equipo”, “olvidarse del premio, ya que al fin y al cabo es sólo una pieza de metal”. Todas las opciones apuntaban a sacrificar el premio y mantener la amistad que se hallaba amenazada, así como los valores y sentimientos de la feminidad tradicional. El malestar de las mujeres emancipadas podría llevar al error de que el punto débil es la confrontación con el poder, frente al cual las mujeres no despuntan, o que quizá las mujeres no están de acuerdo con el poder, o que somos mucho más democráticas, argumentos que se deslizan hacia la autoidealización.
El malestar radica en no conocer bien las propias razones o en no poder defenderlas en voz alta.*

Fuente: Página12.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Feliz Dia Gabi!
Ojala todos los dias fueran el dia de la mujer y las mujeres dejemos de ser el ultimo orejon del tarro.
Un abrazo!!!